En los inicios de mis tuneos, me di un paseo por un rastrillo a ver qué encontraba y vi un banquito con almacenaje monísimo… aunque era de color negro. Como el precio era estupendo decidí llevármelo y darle un cambio. No tengo fotos del antes, pero como os he dicho era negro y el tapizado estaba todo roto y sucio.
Lo primero que hice fue pintarlo de blanco, y en una vieja sábana hacerle mi primer transfer con disolvente. La verdad que a mi me resulta bastante laborioso hacerlo de esa forma, ya que hay que imprimir la imagen, sujetarla con celo a la tela, e ir aplicando disolvente al papel a la vez que frotamos con el reverso de una cuchara. En mi caso en una primera pasada no se transfirió, así que necesité dos pasadas para que se transfiriera la tinta a la tela. (ACTUALIZACIÓN: Hay un método más rápido y con resultados más nítidos, podéis ver el tutorial completo aquí)
Luego tapicé la parte de arriba con espuma nueva y la tela con el diseño, y la coloqué en su sitio.
