Lo sé, lo sé, leyendo el título de la entrada vais a decir que tengo algún tipo de fijación con los cuadros. Cualquier cuadro que cae en mis manos sufre algún tipo de transformación, y es verdad. Pero en mi defensa tengo que decir que sólo los cuadros feos o desfasados van a seguir ese destino.
En este caso, un amigo que es wedding planner o lo que es lo mismo, se encarga de planificar eventos de bodas, me pidió algo: quería una pizarra para escribir citas de amor, el nombre de los novios, el menú… lo que se le ocurriera. Pensé que mejor que una simple pizarra lisa sería más bonita una con marco ya que iba a ser para una boda, y como no tenía ninguna pues me fui de ruta a las tiendas rastrillo que conozco… y lo encontré!
El marco era estupendo y el tamaño exactamente lo que me había pedido. La pintura no era original, era un simple papel detrás del cristal.
¿Y el proceso? Más sencillo imposible. Usé mi querida pintura chalk paint casera (no, no duerme conmigo y mi marido, tengo vida aparte de tunear cosas) para pintarlo todo blanco. Mientras se secaba, que tengo un problema con la espera y podéis leer sobre él aquí, preparé un poco de pintura chalk de color negro.
Cuando secó le di al marco y sólo al marco otra capa de blanco y volví a dejarlo secar durante algunas horas. Luego le puse cinta de carrocero para proteger el marco y pinté de negro el cristal, dos capas esperando entre una y otra para que secaran.
Le quité la cinta, barnicé únicamente el marco y quedó listo, preparado para ver y disfrutar de la alegría de las bodas semana tras semana!
Si os apetece podéis ver otros proyectos aquí. Gracias por visitarme!
Abrazos,
Pili
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