El ser madre me ha cambiado muchos paradigmas, y a la vez me ha hecho replantear los modelos de crianza a los que estamos más o menos acostumbrados. Creo que es cierto lo que muchas veces escuchamos de que los niños vienen a enseñarnos cosas… y sobre todo que vienen a ayudarnos a mejorar como personas.
Desde pequeña me ha gustado mucho leer, y siempre que puedo lo hago. Ya hace muchos años que decidí que me apetecía leer libros que me ayudaran a mejorar y ser mejor persona cada día, pero desde que fui madre eso ha ido un paso más allá. Ahora no sólo se trata de mejorar yo, sino de cómo ayudar a mis hijas en su camino.
También escuchamos muchas veces eso de “niños pequeños, problemas pequeños; niños grandes, problemas grandes”. Entiéndase problemas por retos, situaciones, conflictos, peticiones… Un niño de teta no presenta más dificultad que darle teta cuando tenga hambre, acompañarle cuando tenga sueño, mantenerlo limpio cuando evacúe, y estar presente para que sienta que estamos con él. Pero cuando crece y empieza a sentirse autónomo, cuando empieza a querer decidir qué ropa ponerse, si le apetece compartir sus juguetes o jugar con los demás, si es el momento adecuado para recoger la habitación… ahí la cosa cambia.
¿Qué hacemos nosotros? No podemos educar de una manera que no sabemos que existe. Es decir, si nuestros padres eran de los de ordeno y mando, y había que acatar todas sus decisiones “porque lo digo yo”, pues solo sabremos hacerlo de esa manera porque es lo que hemos vivido.
Si nuestros padres cada vez que nos portábamos de una forma que ellos consideraban incorrecta nos corregían a través del cachete o la amenaza, pues nosotros no tendremos más herramientas que esas pero, ¿es lo que queremos para nuestros hijos?
Ahora que soy madre tengo claro lo que quiero y no quiero hacer… el problema es que muchas veces no sé como hacerlo. Por suerte tengo amigas con las que compartimos un modo de ver las cosas muy similar y eso es una gran ayuda. Siempre hay alguna sugerencia disponible, algún artículo interesante para leer, o un buen libro para compartir.
Y como una cosa lleva a la otra pues por varios lados me llegaba la información de un libro titulado “Nonviolent Communication: A Language of Life” (en español se llama “Comunicación no Violenta: un lenguaje de vida”) y resultó que hacía casi 3 años que lo tenía en casa porque me lo habían regalado pero no le había prestado la mínima atención.
No es un libro especialmente dedicado a la educación y crianza de niños; es una forma diferente de entender la comunicación entre las personas para un mayor entendimiento y sin conflictos. Y en el proceso de asimilación por mi parte estuve pensando de qué manera podría ayudarlas a ellas a empezar por lo básico, y así entre todos mejorar día a día.
Así que como ellas son muy visuales y son capaces de relacionar la información partiendo de una imagen, diseñé este poster para tenerlo a la vista.
Pili es verdad que la educación de los hijos no es una tarea fácil, pero creo que se trata de aprender con ellos…la educación que recibimos de nuestros padres nos debe servir como experiencia, quedarnos con lo bueno y descartar lo que no nos gustó…y a partir de ahí trata de enseñar a nuestros hijos a transitar por el camino de la vida, seguro que ellos también cuestionaran nuestros métodos y habrá en cosas que no estén de acuerdo…por eso es bueno escucharlos…
Muy visual el cartel…
Un abrazo
Totalmente de acuerdo Julia, creo que los padres lo hacemos lo mejor que sabemos aunque eso no signifique que sea lo adecuado. Y el dialogar y escucharlos como tu dices es un elemento básico. Llevamos unos días usando como guía el cartel en casa todos y nos está ayudando principalmente a gestionar la ira, y el entender que no me enfado por lo que hagan los demás, sino por una necesidad que no ha sido satisfecha.
Gracias por pasarte y comentar 🙂